El viernes pasado, el compañero Fernando Piquero fue reporteado por el conductor del programa Conectados, de Radio Cooperativa, AM 770, que se emite de lunes a jueves entre las 22:30 y las 24:00. Allí volcó, sesgadamente, su particular versión de lo que sucedió en la puerta del rectorado el miércoles 10 de noviembre, arribando a la fácil y reiterada conclusión de que la toma del IUNA obedece al accionar de los "troskos" que, desvirtuando lo que la mayoría del estudiantado querría, privaron a la comunidad de la posibilidad de cursar en la segunda parte del año. Notable contradicción se produjo en su discurso cuando reconoció que todos los reclamos eran pertinentes, y que él mismo los suscribiría. Parece que la enseñanza, terrible enseñanza, que el pasado de intolerancia que muestra la historia de nuestra sociedad, reavivado en estos días por el asesinato de Mariano Ferreyra, el que según sus asesinos era ante todo "un trosko", cae en saco roto. Los que con alegría vemos que gran cantidad de jóvenes vuelven a encontrar en la militancia política el camino para alcanzar los cambios a los que una gran parte del pueblo aspira no podemos dejar de repudiar que se ignoren o desconozcan otras militancias, máxime si se lo hace desde una pretendida posición mayoritaria, que, en el caso del IUNA, lejos estuvo de establecerse puesto que la toma fue ratificada en asambleas sucesivas a las que fueron libremente convocados todos los estudiantes. La participación más comprometida se dió allí, no en una marcha pretendidamente pacífica que desembocó en una pelea estúpida. Recomiendo la columna que Horacio González escribe hoy, martes 16 de noviembre en Página 12.
El viernes pasado, el compañero Fernando Piquero fue reporteado por el conductor del programa Conectados, de Radio Cooperativa, AM 770, que se emite de lunes a jueves entre las 22:30 y las 24:00.
ResponderEliminarAllí volcó, sesgadamente, su particular versión de lo que sucedió en la puerta del rectorado el miércoles 10 de noviembre, arribando a la fácil y reiterada conclusión de que la toma del IUNA obedece al accionar de los "troskos" que, desvirtuando lo que la mayoría del estudiantado querría, privaron a la comunidad de la posibilidad de cursar en la segunda parte del año.
Notable contradicción se produjo en su discurso cuando reconoció que todos los reclamos eran pertinentes, y que él mismo los suscribiría.
Parece que la enseñanza, terrible enseñanza, que el pasado de intolerancia que muestra la historia de nuestra sociedad, reavivado en estos días por el asesinato de Mariano Ferreyra, el que según sus asesinos era ante todo "un trosko", cae en saco roto.
Los que con alegría vemos que gran cantidad de jóvenes vuelven a encontrar en la militancia política el camino para alcanzar los cambios a los que una gran parte del pueblo aspira no podemos dejar de repudiar que se ignoren o desconozcan otras militancias, máxime si se lo hace desde una pretendida posición mayoritaria, que, en el caso del IUNA, lejos estuvo de establecerse puesto que la toma fue ratificada en asambleas sucesivas a las que fueron libremente convocados todos los estudiantes.
La participación más comprometida se dió allí, no en una marcha pretendidamente pacífica que desembocó en una pelea estúpida.
Recomiendo la columna que Horacio González escribe hoy, martes 16 de noviembre en Página 12.